Name: William Pablo Martínez
Nickname: "Güiyam"
Country:

Uruguay
Clubs: Rampla Juniors (1948-1954), C.A. Peñarol (1955-1962)
Position:
*CB,
SWPSide: RF/BS
Age: 26-33 years (13/01/1928)
Height: 184 cm
Weight: 82 kg
Attack:
60Defence:
89Balance:
87Stamina:
80Top Speed:
77Acceleration:
75Response:
83Agility:
73Dribble Accuracy:
74Dribble Speed:
71Short Pass Accuracy:
76Short Pass Speed:
73Long Pass Accuracy:
75Long Pass Speed:
79Shot Accuracy:
60Shot Power:
89Shot Technique:
62Free Kick Accuracy:
68Curling:
60Header:
86Jump:
83Technique:
75Aggression:
60Mentality:
91Goalkeeper Skills:
50Team Work:
80Injury Tolerance:
ACondition/Fitness:
6Weak Foot Accuracy:
5Weak Foot Frequency:
5Consistency:
6Growth type:
Early/LastingCARDS:S07 - Man Marking
S10 - DF Leader
SPECIAL ABILITIES: Marking - D-Line Control
Attack/Defence Awareness Card: Defence Minded
Quote:
Lealtad, potencia y calidad fueron sus virtudes más resaltables. Su juego, tan fuerte como limpio, respetando a los rivales sin medir antecedentes y ganándose el respeto de todos, incluso de los más encumbrados, correcto y firme en su educado proceder, teñido de sólidos valores, haciendo pues de la lealtad uno de los más notorios. Era su presencia una muralla en todos los niveles, por lo antedicho y por las extraordinarias condiciones físicas que tenía y mucho cuidaba. Torso amplio, fuertes brazos que ayudaban en el hombro a hombro y a elevarse, formidables cuádriceps que le permitían una fortaleza inigualable al momento de disputar el balón (quienes lo vieron no recuerdan haya perdido una pelota dividida en la tradicional "trancada" típica del fútbol de estas regiones) o de impulsarlo, así como de lograr alcanzar gran altura en el juego aéreo. Muy ágil pese a su robustez, y dueño de un disparo fortísimo, sus saques llegaban al área rival y era temible para las barreras y los arqueros si ejecutaba un tiro libre. Anecdóticamente, vale señalar que por entonces era frecuente que niños en sus juegos utilizaran expresiones de relatores como "marcando de cerca el William" o "tranca firme William" u "otra vez rechaza de cabeza el William". Toda esa potencia siempre leal, estaba orientada por una alta calidad técnica. Era inmanente al juego que él realizaba, en el nivel que fuere: aéreo o al ras del piso, contra el que iba último en el Campeonato Uruguayo o contra el campeón de Brasil, Argentina o de Europa. Al ras del piso, donde hasta los más habilidosos -que muchos había- sucumbían ante su intuición del trayecto de la pelota más allá de amagues, malabares y famas, y donde ni los pases "en profundidad" - hoy diríamos "filtrados"- burlaban su percepción abrumadoramente exitosa en interceptarlos. Y en el juego aéreo, en el que más destaque logro aún, era el dueño de su área vinieran de dónde y cómo vinieran los centros rivales. Casi nunca iba a la marca personal, sabía cómo ordenar a sus compañeros en los sectores en los que él consideraba no podría llegar, poseedor de una inusual intuición de dirección, tiempo y distancia, lograba prácticamente siempre cabecear el balón y sus rechazos no eran cortos. Fue, quizás en toda la historia del fútbol uruguayo y seguramente de los últimos 70 años, decididamente el mejor en tal aspecto.